Daniel Cruz F., 2015
En memoria a los caídos en la Masacre de San Juan y al maestro Walter Solón Romero
Recorriendo estas aun,
montado sobre tu viejo caballo,
arrastrando tu pesada lanza,
semidormido bajo el sol del altiplano.
Llegaste de muy lejos, Don Quijote.
Acá no te darán batalla los gigantes de grandes brazos que van moliendo el grano,
ni encontrarás la gran manada de leones, ni toros bramando hacia tu encuentro,
ni barco encantado escapando de ti por aguas saladas.
Llegaste muy lejos, Don Quijote.
¿Hasta donde te siguen empujando tus encantados sueños y entre esos el más Dulce?
Pero, ¿escuchas al fondo?!
no son los truenos de Frestón el Mago,
ni tampoco ese es el fuego en el que arden tus añorados libros.
Cuidado Don Quijote, que no son ilusiones;
navegando sobre el aire han llegado, cientos de soldados
con sus manadas de perros hambrientos van buscando la carne de obrero,
quieren cortarles los brazos que van moliendo el mineral del que hoy salen sus balas
quieren mutilarles las piernas que han comenzado su marcha
pero sobre todo Quijote,
quieren arrancarles la cabeza que mira, escucha, habla y piensa porque saben
que en ella se han forjado ideas.
Apura Caballero de la Triste figura
alza tu lanza y galopa rompiendo la gris neblina de cenizas
que ha dejado esta amarga noche.
Que no te detengan los ríos de sangre
ni el mar de casquillos aun tibios y humeantes.
Llega más lejos Don Quijote.
Mira allá donde llora el niño que ha perdido a la madre
y acá donde el anciano entierra al hijo.
No te detengas Quijote de la Mancha
Sigue tu marcha por el camino del tiempo
Llevando en tu estandarte la voz
de los que hoy
han caído.