Juan J. Wayar, Junín, Sucre, septiembre 25 de 1954
“Mensaje para los maestros del futuro”. Es la inscripción que se lee al pie del último mural que la semana pasada, ha entregado al público el pintor don Walter Solón Romero.
Para juzgas a un artista -en este caso a Solón- es preciso situarlo dentro de la Historia, cuyo contenido es esencialmente social y cuyo desenvolvimiento es lucha de clases. Quienes pretenden negar esta verdad, solo tiene por argumento, defender un ordenamiento social y económico injustos y de caducidad inminente.

Al escribir sobre el contenido del mural de referencia, el poeta Fernando Ortíz Sanz, le niega precisamente, el atributo de tesis social y se atreve a pedir que el maestro se libere de lo histórico ¿Acaso el hombre puede actuar al margen de la historia y contradecir su desenvolvimiento? ¿Acaso cada hombre y cada genio no es sino el reflejo del momento histórico que vive?
Solón, no debe ni puede liberarse de la Historia. En su obra hay un contenido social profundo y una tesis planteada. Las soluciones son cada vez más claras y su obra es cada vez más social. No se podría justificar de otra manera ningún arte en nuestros días.
Tal vez sería conveniente recordad al ilustre poeta que el arte en todas sus manifestaciones tiene que cumplir una función social y esa función ha de estar siempre de acuerdo con la historia y hecho para que las grandes mayorías -hoy en su camino de su liberación- puedan captar y sentir lo que artífice piensa o siente. El artista en esta etapa, en que le corresponde al proletario su puesto en la dirección de los pueblos, y en que preciso enriquecer la educación del pueblo, que en síntesis no es sino la educación de obreros y campesinos, está obligado a trabajar para ellos y en función de ellos. No son los problemas sociales apenas incidentes de la Historia, sino su soporte y el presupuesto necesario sin el cual, ni siquiera podría pronunciarse la palabra Historia. Con solo volver los ojos al pasado más remoto de la humanidad encontramos que desde siempre, la lucha de clases ha constituido su desarrollo y la lucha de clases es el conjunto de problemas sociales.

¿Como podríamos afirmar que en la obra de Solón no hay un contenido social? ¿Que significa la lucha simbólica del Cóndor de los Andes con la águila imperial? ¿O qué pensaríamos de aquellas gentes que en ritos de esperanza extienden sus manos para alcanzar el sol de justicia? ¿Y que todavía, de aquellos niños alegres que danzan debajo de un duraznero de frutos sazonados? Por donde se mire encontramos lo social y lo histórico, hablando con palabras metálicas y elocuentes. Solón es el artista del pueblo y pinta para los “ojos baratos”, porque las mayorías no tienen sino ojos baratos, y al pueblo no le interesa las especulaciones ni los intentos de situar a sus artistas, sea dentro de la corriente expresionista o de cualquier otra. ¿Por que ha de calificarse de “odiosas palabras” a todo lo que hable del contenido social de una obra del pueblo? ¿Es acaso el miedo a lo social y a la historia misma?
Solón y los hermanos Jorge y Gil Imana, son los auténticos poseedores del pincel que pinta al pueblo y para el pueblo. Por eso les pedimos no liberarse de lo histórico -que sería absurdo y criminoso- y acercarse aún más al hombre de la calle, para que los “ojos baratos” puedan comprenderlos siempre y para que las gentes sencillas gusten de su arte.
Título original: Mensaje para los maestros del futuro. Breves acotaciones al margen de un juicio sobre el “mural de Solón”.