Semanario Junín, Arte y letras, Peña Churuquella, Sucre, mayo, 1952

Walter Solon Romero, es cualquier hombre de la calle. Joven y de buen carácter; agradable en su conversación y gusta de las bromas.

Es magnifico y brutal en su arte. Cuando pinta, es otro de los personajes de sus creaciones murales, y se mueve y vive al ritmo de sus gentes.

Acaba de realizar dos murales en el Salón de Honor de nuestra Universidad, con lo que enriquece aún más el acervo cultural y artístico de la primera casa de estudios.  Los temas son: la muerte del ilustre chuquisaqueño Don Manuel Rodríguez de Quiroga y el conjunto más exponente de la Revolución de 1809: Mariano Moreno, Jaime Zudañez y Bernardo Monteagudo.

Solon Romero, crea un movimiento vigoroso de realismo social dentro de la plástica boliviana. Desde su primer trabajo destaca sobre todo los valores humanos y las aspiraciones del pueblo. Los personajes históricos no interesan como héroes, ni como genios, sino son la encarnación y la representación de los sentimientos populares y de los anhelos de liberación de una miseria social en determinada época o momento histórico.

La desproporción de las manos y de los pies y la  exageración de lo antiestético en las formas humanas, son la idea cabal expresiva de lo que el artista quiere y piensa.  Los huesos en actitudes vivientes, desarticulados muchas veces y en ritus desesperantes, no son un capricho o una ocurrencia; son el lenguaje mas elocuente de una pintura moderna, humanizante, realista y en función de lo eminentemente social.

Sub-sole y Sub-terra. Han sido creados también en la plástica de Solon Romero.  Allí predomina la clase indígena y su realidad es tremendamente pobre, apegada a la tierra, la araña o la perfora; deja sus uñas y sus dedos, su vitalidad, en los surcos y pedazos de pulmones y de angustia, en los socavones. El indio llora y se desespera; quiere romper sus cadenas.Y la madre, la madre del  pueblo clama piedad y justicia y contempla azorada como sus entrañas son castigadas por la iniquidad. Sus hijos pasan muertos o en agonía y el niño, que es un conjunto informe de huesos, ya ni siquiera encuentra el seno que ha de alimentarlo.

El pueblo constituye el objetivo directo y forma el tema central en la obra de este eminente pintor. Los personajes son indios y cholos: nuestro pueblo con todas sus características.  Todo lo europeo o extraño a nuestra realidad ha sido completamente desechado, y solo viven y actúan los tipos autóctonos y aquel otro a que dio nacimiento al indo-hispánico. Lo telúrico también trabaja y habla.

La obra de Walter Solón Romero es ya abundante y su brillante carrera artística lo ha colocado a la cabeza de nuestros pintores. En 1947 concurre a los Salones de Santiago de Chile y Viña del Mar; y en 1948, obtiene el Primer Premio de Honor en el Salón Oficial para Extranjeros, donde realiza el mural Bolivia; circunstancia que es todo un acontecimiento artístico continental y que coloca a Bolivia, en el primer puesto, dentro de la plástica americana

El mismo año viaja a México integrando una delegación chilena, para intervenir en una exposición. Allí tiene oportunidad de conocer a Diego Rivera, poseedor de una técnica acabada en murales; admira su obra y entabla amistad personal con el gran maestro del arte americanista ciento por ciento. Posteriormente visita Lima. Vuelto a su patria y estando todavía enfermo en el Hospital de esta ciudad, presenta en octubre de 1949, la primera exposición neo humanista en el Salón de Honor de la Universidad; muy concurrida y comentada, que introduce en Bolivia una nueva corriente. Aquí comienza la obra en pro de su tierra natal.

En  26 de mayo del año siguiente, entrega públicamente el Primer Fresco Mural que se hace en Bolivia. En agosto de 1951 es colocado a un lado de las gradas que conducen al Rectorado, el vitral cuyo proyecto le pertenece.

Finalmente, acaba de pintar dos murales que serán entregados el 24 de mayo. Al pie de uno de ellos, se lee:  “En os claustros de esta Universidad forjase el espíritu de quienes un día salieron por todos los caminos del Continente a difundir el verbo de libertad”.

Su labor, sin embargo, no para aquí, y es que al presente, otra vez el infatigable artífice, esta abocado al estudio de un Proyecto de Mural para la Escuela Nacional de Maestros; obra que ha de ser, la más grande en sud América, en su género.

Toda esta gran tarea que a grandes rasgos hemos pergeñado y que muestran la inteligencia, el arte y la capacidad de un hombre ha da plasmarse, seguramente, en la publicación de un libro, el que nos ha anunciado ya el autor.

Es el invierno del presente año, Solón Romero ha de dictar en Sucre, Cochabamba, Oruro y Potosí un ciclo interesantísimo de conferencias sobre Pintura Mural. “Lo bidimensional y lo tridimensional en la Pintura” será su primera disertación; luego, “La Pintura Mural” y finalmente “La posición del artista frente al momento actual”.

Título original: La obra de Wálter Solón Romero