Walter Solón Romero, 10 de enero de 1950
En un reportaje anterior comunicamos a nuestros lectores la llegada a esta Capital del joven y prestigioso pintor Walter Solón Romero, que reponía su salud en un servicio hospitalario de esta ciudad. Ya mejorado de sus dolencias físicas comenzó a trabajar de inmediato e infatigablemente, en su magnífico arte. Ha concluido un hermoso vitral para el edificio de la Universidad, cuya confección se concluirá en poco tiempo más; actualmente, por invitación expresamente del Rector Dr. Guillermo Francovich, pinta un mural al fresco en el despacho rectoral que abarca veinticinco metros cuadrados y cuyo tema es “JAIME ZUDAÑEZ”.
En un trabajo tan grande -en el adquirió maestría y técnica en Méjico y Chile- colabora con él un equipo de jóvenes estudiantes de pintura, los que esperan penetrar los secretos del oficio gracias al disciplinado trabajo que el artista imprime a su obra, ellos son Goyo Mayer, Jorge y Gil Imana y D. Mostacedo.

Tratándose de una nueva técnica del arte pictórico que se emplea en nuestro medio, que sepamos el primero en Sucre y seguramente que también en Bolivia, entrevistamos en su taller de trabajo a Walter Solón y le pedimos nos hablara sobre esta nueva -aunque muy antigua- forma de pintura:
La técnica de la pintura mural al fresco -nos dice Romero- milenaria en su origen, parece tener novedad actual para quienes el término resulta nuevo en el lenguaje tecnológico de la pintura. No obstante el desfile de siglos: Pompeya y Herculano nos muestran frescos admirablemente conservados, donde prueba así de su gran resistencia a la devastadora acción del tiempo. Es sin duda, juntamente con el mosaico y algunas artes del fuego la más invulnerable a los factores destructivos. Solo un material como este podría mostrarnos la gracia místico-simplista del Giotto en su más expresivo sentido plástico, la justeza del dibujo en Fra Angélico, Gozzoli, Piero della Francesa, Boticelli y el atormentado Miguel Ángel. Por ser técnica exclusivamente mural, su monumentalidad sobrecoge aún al espectador menos propenso.
El complicado oficio de la pintura al fresco tiene en Cennino Cennini su más claro exponente teórico, de ahí que antiguos y modernos se han tenido siempre a sus indicaciones técnicas. Es a mi juicio la más exigente de las especialidades en pintura porque requiere un dominio absoluto de dibujo y color juntamente con una seguridad audaz en la realización sobre un material húmedo. Su disciplinado proceso nos obliga a un trabajo metódico, en el que hasta el más insignificante detalle habrá que prever.
El cartón, que es el estudio de la composición y el claro obscuro, es el primer paso después de la concepción temática en el proyecto, de el habrá de retomarse un calco para sus realización sobre un mortero húmedo.
La mezcla de cal y arena en una proporción de dos por uno. Se colocará a medida que el trabajo se realice, sobre una base previamente preparada. El material colorante es a base de tierras naturales que se las coloca estando el mortero húmedo para que este, al “fraguar” aprisione el pigmento por un proceso químico.
Los muralistas mejicanos Orozco, Rivera, Guerrero, usan esta técnica sin que nada se haya logrado añadir a su sencilla formula, exceptuando el ensayo del fresco al óleo de Juan José Segura, que no tuvo aceptación.
Nuestro medio y en general los países de Latinoamérica, serán el escenario del renacimiento de la pintura mural, con este u otros materiales, ya que en ellos se adapta más a las necesidades orgánicas y vitales del pueblo. La monolítica presencia del Tiahuanacu, en nuestra patria, y las grandes obras pictóricas de la cultura Maya nos inducen a pesar que los pueblos primitivos de la América no ignoraban esta técnica y así lo demuestra el descubrimiento de las pinturas murales de Bonampak, en Méjico, de gran resultado técnico. Es pues, por esto, mucho más nuestro, más de América, más del pueblo y no de una minoría enseñoreada en un marco tallado, comerciable a cualquier precio; es de nuestra generación, de todos los que vean en la pintura no un diletantismo individual y servilista sino un medio de expresión claro y sinceramente colectivo.
En un par de meses más estará concluido el trabajo y será muy grato hacer conocer al pueblo la reproducción fotográfica de este mural.