La Razón, Domingo 15 de diciembre de 1946

Impulsado por su vocación artística Walter Solón se abrió paso en la pintura sustrayendo horas al estudio de la medicina, en Chuquisaca. Tuvimos ocasión de apreciar su obra desde la primera exposición y las siguientes que mostró en el salón de la Universidad de Sucre, hasta la última que esta a disposición del público en el hall de la Municipalidad de La Paz.
El artista ha vencido los arduos pasos de la conquista de la expresión segura. De la última exposición a la presente se percibe claramente el aprehendimiento de una técnica más personal y vigorosa y si bien algunos de los cuadros expuestos acusan inseguridad en el tono del color y en la disposición de las formas, Walter Solón Romero está en pleno camino de su consagración como un pintor de valía.
Su simbolismo es vigoroso. Dentro del estilo moderno que escapa a las reglas de perspectiva y desequilibra las líneas, con agudos toques ultraístas, el pintor ha compuesto algunas obras muy sugestivas. El retorcimiento de las líneas en sus estudios de motivos abstractos resulta armonioso, como “Lasitud de tedio”. Y donde Romero se muestra mas firme es la acuarela donde ha volcado con amor la suavidad de los tonos y los delicados paisajes de Sucre. En la mayor parte de los motivos chuquisaqueños, se destaca la fidelidad del color y la forma con que ha realizado los cuadros de calles, cielos, templos y espadañas de la ciudad Blanca. En el retrato, el pintor vacila. Dan la impresión sus ensayos de ser la fría superposición del color sobre el dibujo que no ha llegado a desarrollar la expresión de sus modelos.
La exposición en conjunto por el apreciable progreso que acusa merece una palabra de aliento, Walter Solón Romero promete una superación que no le será difícil.
Título original: La exposición pictórica de Walter Solón Romero