Andrés, mi amigo de Uyuni que también estudiaba en el colegio Sagrados Corazones, me dijo un día:

– “Te invito a la matinal”
– “¿Qué es eso?”
– “Ven. Ya vas a ver”

Fui, y vi que había cine en la mañana. Yo pensaba que solo existía en la tarde y la noche. A la salida de la matinal me invitó a comer una salteña y me dijo “Tengo que contarte una cosa…” y acabó desanimándose.

Cuando volvimos al colegio el padre le preguntó:

– “¿Y… le has avisado?”
– “No, no le he avisado”

Entonces, el padre me dijo: «Mira, Andrés te ha sacado para decirte que tu papá ha muerto”.

Bueno me quedé callado. Toda una mañana y no me había dicho eso. Y la forma como me lo dijo el padre me hizo pensar que mi amigo era un gran amigo, no había tenido el valor de avisarme. Ahí me quedé, más solo todavía.